En los últimos años el conflicto político de Euskal Herria ha
causado la fractura social. Ahora,en el contexto de un nuevo y pacífico
tiempo, en trece municipios gipuzkoanos han organizado iniciativas para
impulsar la convivencia.. La declaración de ETA (cese definitivo de de
la lucha armada) trajo a Euskal Herria un nuevo escenario después de
tantos largos años que dio inicio a un tiempo sin violencia. Ahora ha
llegado el momento de asentar la paz y de avanzar. Así lo ha decidido la
sociedad y en eso trabaja la clase política.
Así se explicaba en el diario Berria el pasado fin de semana en un artículo bajo el título “Ante un camino esperanzador” para dar cuenta de las iniciativas sobre reconciliación que están planteadas realizar en diversas localidades de Gipuzkoa.
No se qué pensareis pero leer textos como el mencionado lejos de la
esperanza lo que me causa es una mezcla de desesperanza y rabia. Rabia
porque entiendo que hablar de una situación de paz en Euskal Herria en
el contexto actual es intentar mentir y manipular descaradamente a los y
las lectoras. La situación en las cárceles es cada día peor, las
detenciones son cotidianas, la represión no cesa, las consecuencias de
las políticas de injusticia social al calor de la “crisis”están
desestructurando a cada vez más sectores sociales y en definitiva se
podría decir que los estados y el capital siguen ejerciendo su violencia
y el sistema es tan injusto o más que siempre. Hace mucho tiempo
alguien dijo que la clase trabajadora necesita más justicia que paz. Y
no le faltaba razón. Ya que sin justicia la tan ansiada paz solo es un
juego de palabras en boca de prestidigitadores
Si la sociedad ha decidido que ha llegado el momento de asentar la
paz que me bajen del carro de esta sociedad y si en eso trabaja la clase
política no me representa en absoluto. Asentar algo inexistente a parte
de absurdo en realidad aleja del objetivo y yo si quiero una Euskal
Herria en paz porque se haya alcanzado un mínimo de justicia.
Seguramente no seré el único, lejos de la política de cara a la galería y
la propaganda basada en ingeniería social una gran parte de este pueblo
entiende que la paz va unida a la justicia. Y todo impedimento para que
esa justicia se pueda abrir paso crea una fractura lógica y necesaria
de clases irreconciliables y de pueblos en lucha por sus derechos.
No se va a conseguir jamás el sueño de la burguesía de una ciudadanía conciliada y en paz consigo misma bajo la injusticia.
Cuando la burguesía dijo que ganó la última guerra mundial, aunque
nunca dijera como todo el mundo que quiera saber sabe, que fue gracias
al ejercito rojo, tenían que bloquear a la URSS y a la izquierda
internacional y junto al reformismo negociar un sistema explotador
llamado “estado de bienestar”. Y eso hicieron y consiguieron.
Teniendo en cuenta que en los “estados de bienestar” había que
ocultar la lucha de clases y hasta la misma existencia de éstas, un
término se puso a huevo; “Ciudadanía”. Un término que se lo trabajó bien
la burguesía, incluso desde la sociología y las ciencias políticas.
La “ciudadanía” trasciende clases, diferencias sociales, nacionales,
“garantiza derechos” y por si fuera poco la “izquierda” cree que
mediante “la movilización de la ciudadanía” se puede garantizar que el
capitalismo tenga un rostro amable, incluso que una nación se salte la
opresión nacional o incluso hasta que se reconcilie. Lo que ocurre es
que el mito de la ciudadanía desaparece cuando llegan puntos de
inflexión y crisis y la “ciudadanía” se va a la mierda de mantener ese
mito cuando se agudiza la lucha de clases. Y es que la estructura de la
sociedad no es ciudadana sino clasista, en ella hay oligarcas, altos
burgueses, explotadores profesionales, policías, políticos estafadores,
colaboracionistas de todo tipo.
Es por ello que la paz será consecuencia de la justicia y la
reconciliación de la eliminación de privilegios. ¿Qué otra forma sino?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario