Desde el año 2008 el suicidio es la principal causa de muerte externa
-al margen de las enfermedades- en España, tras haber desbancado a los
accidentes de tráfico. Los últimos datos del Instituto Nacional de
Estadística (INE) recogen que en 2010 se quitaron la vida 3.145 personas
en toda España, es decir, casi nueve al día.
Desde que estalló la crisis se miraba de reojo a la situación
económica como posible causa para entender por qué alguien decide poner
fin voluntariamente a su existencia. Entre los expertos no hay
unanimidad porque entrar en la cabeza de alguien nunca es fácil, y menos
en situaciones extremas. Además, en quien toma la fatal decisión de
quitarse la vida pueden concurrir todo un abanico de situaciones que le
hacen sentir en un callejón sin salida del que quiere escapar a toda
costa.
Pero hace solo un mes se confirmaron los peores temores: en el
Congreso Nacional de Psiquiatría celebrado en Bilbao se reveló que los
problemas económicos son el origen del 32% de los suicidios. De hecho,
la crisis se alza como la principal causa, seguida del desamor y los
problemas de pareja (25,8%), problemas psiquiátricos (19,1%) y
conflictos familiares (11,2%).
Ecos de Grecia e Italia
En realidad, a España está llegando la misma ola trágica que ya
conocen bien países como Grecia o Italia. En el primero, pionero en
sufrir los rigores de la recesión, los suicidios casi se han duplicado
entre 2008 y 2011, al pasar de 366 a 598. Sin embargo, fue necesario que
un jubilado de 77 años se pegase un tiro hace seis meses en plena plaza
Sintagma, el centro de las protestas de los ‘indignados’ en Atenas,
para que las autoridades pusiesen la lupa sobre un drama creciente. En
Italia, por su parte, se calcula que un tercio de los 4.000 suicidios
conocidos el año pasado tiene su causa inmediata en la precaria
situación económica.
Lo peor es que, si las estadísticas son ciertas, a lo largo del día
de hoy otras tres personas se quitarán la vida en España porque no
encuentran otra salida para acabar con sus penurias económicas.
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